TEORIAS DE LA PERSONALIDAD


No puede objetarse que al proceder el yo a la represión obedece en el fondo los mandatos del super-yo, los cuales proceden a su vez de aquellas influencias del mundo exterior que se han creado una representación en el super-yo.





SIGMUND FREUD


NEUROSIS Y PSICOSIS





En un trabajo recientemente publicado (El «yo» y el «Ello») hemos atribuido al aparato anímico una estructura que nos permite representar, en forma sencilla y clara, toda una serie de procesos y relaciones. En otros puntos, por ejemplo en lo que se refiere al origen y a la función de super-yo, queda aún mucho que aclarar. Habremos de exigir ahora que tal hipótesis resulte también útil y provechosa en otros terrenos, aunque no sea más que ara mostrarnos, desde otro punto de vista, lo ya conocido, agruparlo de otra manera y describirlo más convincentemente.

A esta aplicación de la nueva hipótesis podría también enlazarse un provechoso retorno desde la teoría a la experiencia.



En el trabajo indicado se describen las múltiples dependencias del yo, su situación intermedia entre el mundo exterior y el Ello y su tendencia a servir, al mismo tiempo a todos sus amos.


Relacionando estas circunstancias con otra ruta mental iniciada en un punto distinto, llegamos a una fórmula sencilla, que integra quizá la diferencia genética más importante entre la neurosis y la psicosis:

  1. la neurosis sería el resultado de un conflicto entre el «yo» y su «Ello»
  2. En cambio, la psicosis, el desenlace análogo de tal perturbación de las relaciones entre el «yo» y el mundo exterior.


Nunca conviene confiar mucho en la solución de un problema cuando la misma se presenta tan fácil; pero en este caso recordamos inmediatamente una serie de descubrimientos que parecen confirmarla.

Según todos los resultados de nuestro análisis, las neurosis de transferencia nacen a consecuencia de la negativa del yo a acoger una poderosa tendencia instintiva dominante en el Ello y procurar su descarga motora, o a dar por bueno el objeto hacia el cual aparece orientada tal tendencia.




El yo se defiende entonces de la misma por medio del mecanismo de la represión; pero lo reprimido se rebela contra este destino y se procura, por caminos sobre los cuales no ejerce el yo poder alguno, una que se impone al yo como una transacción; el yo encuentra alterada y amenazada su unidad por tal intrusión y continúa luchando contra el síntoma, como antes contra la tendencia instintiva reprimida, y de todo esto resulta el cuadro patológico de la neurosis.
 
 
 
 


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